1. Es recomendable no cambiar de forma brusca la dieta de la mascota, dado que dicha acción puede generar trastornos digestivos en el animal de compañía. Para que el animal se adapte lo antes posible al nuevo producto, la fórmula más indicada consiste en llevar a cabo una transición gradual durante una semana, añadiendo, de forma progresiva, más cantidad del nuevo alimento al anterior. Una mezcla que terminará convirtiendo al nuevo producto en su alimentación exclusiva. Como norma general, el alimento se debería cambiar en el transcurso de 7 a 9 días. Adjuntamos una tabla donde mostramos el % de la dieta a variar en el transcurso de los días.
2. Conviene mantener el envase en lugar seco y fresco, y aislado del sol. La finalidad es que el producto se mantenga en perfecto estado para su consumición y no llegue a humedecerse.
3. Es aconsejable siempre dejar agua fresca a disposición del animal. Hay que tener en cuenta que los alimentos secos tienen sólo un 10% de humedad, por lo que no van a suplir las necesidades de hidratación de nuestras mascotas. Es por ello que nuestra mascota siempre debe tener agua a su disposición, ya que niveles de deshidratación mayores al 10% pueden poner en riesgo la vida de nuestras mascotas.
4. Socialización. Es importante que nuestras mascotas sean estimuladas con adultos, niños, ruidos y otros perros, para evitar que todos estos estímulos externos puedan generar nervios o ansiedad, ya que animales nerviosos son impredecibles y pueden causar accidentes no deseados